SANTILIN
Santilin es un
osito muy inteligente, bueno y respetuoso. Todos lo quieren mucho, y sus amiguitos disfrutan jugando con él
porque es muy divertido.
Le gusta dar
largos paseos con
su compañero, el elefantito. Después de la merienda se reúnen y emprenden una
larga caminata charlando y saludando a las mariposas que revolotean coquetas,
desplegando sus coloridas alitas.
Siempre está
atento a los juegos de
los otros animalitos. Con mucha paciencia trata de enseñarles que pueden
entretenerse sin dañar las plantas, sin pisotear el césped, sin destruir lo
hermoso que la naturaleza nos
regala.
Un domingo
llegaron vecinos nuevos. Santilin se apresuró a darles la bienvenida y
enseguida invitó a jugar al puercoespín más pequeño.
Lo aceptaron
contentos hasta que la ardillita, llorando, advierte:
- Ay, cuidado,
no se acerquen, esas púas lastiman.
El puercoespín
pidió disculpas y triste regresó a su casa. Los demás se quedaron afligidos,
menos Santilin, que estaba seguro de encontrar una solución.
Pensó y pensó,
hasta que, risueño, dijo:
- Esperen, ya
vuelvo.
Santilin regresó
con la gorra de su papá y llamó al puercoespín.
Le colocaron la
gorra sobre el lomo y, de esta forma tan sencilla, taparon las púas para que no
los pinchara y así pudieran compartir los juegos.
Tan contentos
estaban que, tomados de las manos, formaron una gran ronda y cantaron felices.
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